domingo, 21 de diciembre de 2008

Comentario.
Este poema de César Vallejo expresa la devastación que la región andina sufrió (con la llegada de los españoles a América) y sufre por la inconsciencia de las personas que viven en ella; principalmente por aquellas personas que agreden, lo que en tiempos pasados constituía –y debería constituir- un verdadero templo sagrado para las culturas milenarias como los incas y los mayas, y hoy para nosotros, pues los rasgos geográficos y la fauna que posee el paisaje andino remontan al ambiente y la cosmovisión de estas sabias culturas, que han sabido convivir armónicamente con la naturaleza, trabajando con ella, y no destruyéndola… Vallejo habla del ‘coraquenque’ (que es un ave sagrada de la cultura inca), de la llama, del pichón, del puma, animales que connotaban sacralidad en las culturas andinas y que tomaban la sabiduría de ellos; y que ahora están al borde de su extinción ya sea por la ambición que cazadores y comerciantes ilegales de animales que han extraído del hábitat natural a estos animales, por cuestiones comerciales en mercados extranjeros o como sacrificio para obtener la belleza de su pelaje. A nosotros nos corresponde el cuidado de todos estos elementos que forman parte de la cosmovisión andina, sobre todo por el enorme legado cultural que de ellos tenemos.

sábado, 20 de diciembre de 2008

HUACO

HUACO

César Vallejo.

Yo soy el coraquenque ciego
que mira por la lente de una llaga,
y que atado está al Globo,
como a un huaco estupendo que girara.
Yo soy el llama, a quien tan sólo alcanza
la necedad hostil a trasquilar
volutas de clarín,
volutas de clarín brillantes de asco
y bronceadas de un viejo yaraví.
Soy el beep de cóndor desplumado
por latino arcabuz;
y a flor de humanidad floto en los Andes,
como un perenne Lázaro de luz.
Yo soy la gracia incaica que se roe
en áureos coricanchas bautizados
de fosfatos de error y de cicuta.
A veces en mis piedras se encabritan
los nervios rotos de un extinto puma.
Un fermento de Sol;
levadura de sombra y corazón!

miércoles, 10 de diciembre de 2008

FIESTAS POPULARES Y MÚSICA

FIESTAS POPULARES Y MÚSICA.

Las fiestas populares comprenden toda una mezcla de elementos que poseen un gran valor y sentido en la cosmovisión andina. En este ámbito, existen variedad de simbologías que connotan acciones de la vida cotidiana como las relaciones sociales, familiares, el trabajo en el campo, fiestas de agradecimiento a los elementos de la naturaleza, etc. Las fiestas populares constituyen ritos en el que la música es un elemento fundamental para la máxima expresión de valentía, tristeza, y alegría de los indígenas.
La llegada de los españoles a América marcó un punto en el que dichas expresiones sufrieron una modificación; pues los españoles también se volvieron parte de la convivencia diaria de las comunidades, dándose una mezcla de costumbres, creencias, formas de vivir y percibir el entorno. Es así como, manifestaciones culturales, sobre todo rituales, como musicales, dancísticas, todas ellas recreaciones de la realidad, fueron incorporando a su repertorio de accesorios e instrumentos, otros objetos provenientes de Europa.
La música indígena tradicional era resultado de la interpretación de dos géneros de instrumentos: los de viento (pífano, pingullo, flautas, rondadores, ocarinas, silbatos, churos, cachos) y los de percusión (palos, bombos, mandibulines, tamboriles), “y el tipo de composición podía caracterizarse como la repetición de dos o tres frases melódicas, con unas pocas notas que se alteran para variar la expresión” (Sandoval 1987, citado en “Cultura popular del Ecuador” 1988). Con el desarrollo de la época colonial, y posteriormente con el período republicano, a dichos instrumentos tradicionales fueron incorporándose otros como la guitarra, el requinto, la armónica y el violín. Modificándose la composición de melodías andinas.
En la actualidad, existe otro género musical que se considera infaltable que cualquier fiesta popular, este son las Bandas de Pueblo. Éstas constituyen una expresión musical mestiza, que son grupos compuestos generalmente por 15 personas o menos, que con instrumentos como clarinetes, trompetas, saxos, trombones, bombos, caja y platillos; interpretan diferentes ritmos (según la ocasión), tocan desde ritmos bailables como sanjuanitos, albazos, pasacalles y yaraví; hasta temas fúnebres y litúrgicos en fiestas religiosas.
Las fiestas populares comprenden toda una mezcla de cosmovisión entre los indígenas y los españoles, que –a pesar de lo devastador que fue la dominación- se produjeron actividades colectivas que modificaron y crearon nuevos elementos en los imaginarios de ambos protagonistas, algunos que se conservan hasta hoy. Cabe recalcar que las manifestaciones culturales constituyen, en su gran mayoría, representaciones de la rebeldía, la lucha y la resistencia de los pueblos indígenas a la dominación española.